MIAMI. Como A-Rod por su casa, el tercera base de
de Nueva York vino a Miami para cambiar su gorra de los Yanquis por el
sombrero de Santa Claus
y compartir regalos y esperanzas con decenas de niños en el Boys and
Girls Club que tanto contribuyera a su propia formación como pelotero y,
especialmente, como ser humano.
Aunque dentro unas de semanas pasará por el quirófano para reparar un problema en la cadera derecha que lo mantendrá fuera de acción, con buena suerte, hasta mediados de la venidera campaña, Alex Rodríguez se comporta como si nada en el mundo le provocara miedo y mira al futuro con la fe en recuperar aquellos números que una vez lo convirtieron en perenne candidato al premio de Jugador Más Valioso.
No será fácil para el pelotero de 37 años de edad, quien viviera unos playoffs de miseria -conectó para un anémico .120- y una controversia sobre su relación con el alto mando de los Yanquis, un equipo que busca afanosamente reemplazo para el tercera base.
Aunque dentro unas de semanas pasará por el quirófano para reparar un problema en la cadera derecha que lo mantendrá fuera de acción, con buena suerte, hasta mediados de la venidera campaña, Alex Rodríguez se comporta como si nada en el mundo le provocara miedo y mira al futuro con la fe en recuperar aquellos números que una vez lo convirtieron en perenne candidato al premio de Jugador Más Valioso.
No será fácil para el pelotero de 37 años de edad, quien viviera unos playoffs de miseria -conectó para un anémico .120- y una controversia sobre su relación con el alto mando de los Yanquis, un equipo que busca afanosamente reemplazo para el tercera base.
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