Sopla el viento y acaricia mi piel, su roce me hace sentir que muy dentro de mí, así como de todos los que me rodean hay sensaciones ocultas y oscuras, demonios o tal vez solo eso sensaciones, el viento eriza mi piel y siento en lo más profundo el cosquilleo y el deseo de amar y sentirme amada, me rebelo ante la posibilidad y el miedo de ser solo vista como un objeto, como aquello que es usado y luego desechado.
No quiero morir sin volver a sentir la niña que una vez fui y que sigue viva, escondida muy dentro por miedo a los fracasos, a los engaños a que no me veas como en realidad soy, una mujer fuerte, pero con muchas debilidades, tantas que me hastían y no, no quiero ser débil he de ser fuerte, porque sé que tarde o temprano habrás de necesitar tanto a la niña, como a la mujer que reviste su alma con un caparazón de hierro que no existe, pero que solo tú lo sabes, porque ya lo has probado.
Liberar mi alma de estas vestiduras que pesan como pesa el no haberte dicho cuando tuve tiempo, que me desvistieras el alma y exorcizarás mis demonios, esos que me hacen desearte aun sabiendo que no debo ni puedo tenerte, pues eres algo prohibido y nunca podrás ser mío, desvísteme y siénteme, así como te siento al cerrar mis ojos e imaginar tus manos que acarician no mi cuerpo, pero si mi alma, porque eres el único que me haces vibrar con el solo hecho de pensarte.
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