Por Marcos Sánchez,
República Dominicana.-
Para comenzar debo ser honesto: Los seguidores acérrimos de Superman deben rigurosamente abstenerse de leer este artículo debido a que el mismo, debe ser leído sin apasionamientos.
Dada la sentencia, entramos en materia: Esta película será un mega hit comercial debido a la agresiva campaña mercadológica puesta en marcha por la Warner Bros. alrededor de todo el planeta. De eso no tenemos la más mínima duda.
Ahora bien, la película es una especie de presentaciones rápidas y forzosas (sin detallarlas) de la historia. El contexto per se de presentar, desarrollar y crear una trama es prácticamente nulo. Usted está sentado viendo una especie de muestras de lo que se piensa, será eventualmente y nunca irrupciona.
Debido a que somos abanderados de que las comparaciones son siempre odiosas, en el cine ese concepto posee una excepción, máxime tratándose de un largometraje que es reiniciado y que se quiere adaptar a nuevas generaciones. Llámele si desea, un Superman del siglo 21. En ese entendido, esta versión es superior a las anteriores en materia visual.
Su inicio fue sólido, pero en el siguiente acto el director Snyder no logró sintonizar con las ideas de los guionistas David. S. Goyer y Christopher Nolan y es allí donde comienza un tedioso ejercicio de reincidentes "flashbacks" que logran probar los límites de paciencia de un cinéfilo promedio. No existe sostenido ritmo después de ese excelente inicio.
La cinta no tiene ese espíritu heroico que caracteriza al personaje y anexo el hecho de algunos desafíos y desaciertos respecto al Universo DC (una raza extraterrestre negociando con una primitiva raza humana o Superman rompiendo el código de respetar vidas humanas).
De hecho, cada vez que acontecía un evento en donde el personaje literalmente era agredido, surgía una inexplicable referencia de Kansas y memorias que no aportaban nada en lo absoluto. Incluso, Snyder optó por hacer desaparecer a Jonathan Kent (Kevin Costner) vía un espectacular efecto de tornado y no en su estado natural de un ataque al corazón.
El personaje principal ve y deja morir a su padre atendiendo una orden de la paranoia con que fue criado respecto a no demostrar sus habilidades.
En ese orden, presentan un insulto a la moralidad de los orígenes de Superman ya que se presentó un rescate (siendo niño) de un accidente en un bus escolar y ante la alarmante actitud de la madre de uno de los salvados, Jonathan Kent confronta a su adoptivo hijo diciéndole que quizás lo mejor fue haberles dejado fallecer (para proteger el secreto de sus poderes). O sea: ¡¿qué es esto?!
La pelea Superman-Zod fue extenuante, exagerada en los efectos (parecía un vídeojuego); en ese mismo orden Faora y su terrateniente parecen a la par ante el Ejército de EE.UU. Desperdicio total de los personajes Perry White (Fishburne) y Lois Lane (Adams), ésta última colocada en donde (y momentos) no debía estar.
En síntesis, "El Hombre de Acero" es una carta de vuelo sin especificaciones de su destino y se dobló a un nivel que por adaptar ciertos realismos, olvidó su origen cómic. Henry Cavill logró alejarse de Reeve y Routh, pero se necesita de algo más para establecerse cinematográficamente como una imagen icónica admirada por millones.
Al parecer ni los guionistas, ni el director tenían conocimiento alguno sobre Superman, que lastima que una película solo por los efectos visuales y la mercadotecnia vaya a ser un hit, cuando malogra totalmente una historia.
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