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Tikal – Mientras que millones de
personas en todo mundo se mortificaban y estaban perdiendo el sueño por
lo que consideraban que sería el fin del mundo, anoche, y con toda la
tranquilidad del mundo, se realizó una ceremonia a la usanza de los
antiguos pueblos originarios mayas, en plena zona selvática del norte de
Guatemala, con el fin de conmemorar de manera oficial el 13 B´aqtun,
que marca el cambio de era en el calendario maya.
Grupos
representantes de las etnias mayas guatemaltecas aparecieron al pie del
imponente complejo de pirámides de Tikal, vestidos como sus ancestros y
con lanzas encendidas.
Con
los rituales y una ceremonia de la espiritualidad maya se dio inicio de
manera oficial a la conmemoración por la finalización de un ciclo de
cinco mil 200 años y el inicio de otro período.
El
acto especial se realizó anoche, desde las 9 p.m. en la Gran Plaza de
la pirámide del Gran Jaguar, en el sitio arqueológico de Tikal, una de
los mayores ciudades de la milenaria civilización maya.
A
la actividad en pleno sitio arqueológico asisten los presidentes de
Guatemala, Otto Pérez Molina, y de Costa Rica, Laura Chinchilla, así
como el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT),
el jordano Taleb Rifal.
El
Parque Nacional Tikal, en el norteño departamento de Petén, a 530
kilómetros de la capital, se vio desbordado por unos tres mil visitantes
nacionales y extranjeros.
Los
turistas llegaron al importante sitio arqueológico desde principios de
la semana y su ingreso al lugar fue controlado por las autoridades para
evitar daños a las pirámides o al entorno natural selvático, que forma
la reserva de la Biósfera Maya
El gobierno restó importancia a las supuestas profecías mayas del fin del mundo,
y a la protesta de un grupo de indígenas que se apostaron cerca de las
pirámides para denunciar que las autoridades les negaban el paso a los
sitios sagrados de sus ancestros.
El
titular del Inguat dijo en rueda de prensa que antes de los actos de
conmemoración se conversó con los representantes "genuinos" de los
grupos indígenas para que participaran y reiteró que ningún guatemalteco
tiene prohibido el acceso a los sitios arqueológicos.
Desmienten profecía
Sentada
en su hamaca de hilo de seda, Francisca May Koyoc echa a andar la
máquina de los recuerdos y sonría cuando escuchaba las noticias que se
daban en todo el planeta sobre el "inminente fin del mundo" y que eran
atribuidas a sus ancestros mayas.
Para
esta mujer de 64 años, nacida en plena zona henequenera de Yucatán y de
origen cien por ciento maya, los temores que circulaban en el mundo
respecto a "un fin del mundo" augurado por sus paisanos no tienen
fundamento alguno y no estaban asociados a las creencias que ella
recibió de sus padres y abuelos.
"No, qué se va a acabar el mundo ni que nada, no va a pasar nada", dijo dando manotazos en el aire y sonriendo, desestimando rumores que para ella son chismes de los que todo mundo en su pueblo se ríe por la misma causa que ella.
"A
mí me enseñaron que el mundo sí, sí se puede acabar, pero para que eso
ocurra tienen que pasar muchas cosas y se ve venir desde años antes, no
va a pasar de un solo golpe", comentó la indígena.
De
acuerdo con la señora May, entre las profecías que ella conoce figuran
que el mundo pasará siete años sin nacimientos de niños, lo que será una
de las claves que indicarán el fin de los tiempos.
Otra
señal, dice, será un huracán (único siniestro que históricamente ha
afectado a esta zona del país), que dejará en oscuridad a la tierra por
una semana y que será el anticipo de ese final.
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