Por Jose Zabala
Con gran satisfacción cada residente de Los Estados Unidos de Norteamérica en cada esquina, en cada hogar, en cada familia dice con confianza: "Vivimos bajo la ley y el orden aquí no pasa nada". Y es natural, porque eso es lo que profesa esta gran nación.
Lamentablemente, debo decir que violencia trae violencia familiar cuando se agotan los recursos intelectuales, los valores y las buenas costumbres en la familia.
Claro está, ningún Dominicano se hubiese atrevido a pensar que una de las principales causas de los asesinatos de mujeres en La República Dominicana se iba a trasladar a Los Estados Unidos.
Recientemente, hemos visto como los medios de comunicación reportan las muertes de mujeres Dominicanas nacidas o residentes de Los Estados Unidos, vilmente asesinadas por sus parejas o ex parejas siguiendo el mismo patrón de la violencia de género que azota a La República Dominicana.
Me preocupa que lo que parece haberse convertido en una epidemia pueda traspasar mares y océanos; y de forma disfrazada pueda envenenar la mentalidad de algunos hogares disfunciónales reflejandose en el hombre Dominicano.
No quiero que esto lo lleve a tomar una actitud "copiona e importada" para asesinar a mujeres indefensas convirtiéndolas en víctimas de lo que parece haberse convertido en Feminicidios de Dominicanas en Los Estados Unidos.
Mis amigos, estamos a tiempo, debemos mantenernos alerta y como buen Dominicano digo: "Abran los ojos" y comencemos a trabajar en el seno familiar involucrando si es necesario a las organizaciones comunitarias, a las iglesias, líderes electos y escuelas para que este flagelo no avance y siga destruyendo a nuestras familias, en especial a las mujeres.
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