En la cultura dominicana cuando vamos a buscar un amigo o familiar al aeropuerto, todos sabemos el comportamiento que adoptamos.
Todo radica en aquello de que la persona buscada posee la singular característica de que viene de fuera o como le decíamos en los 80, de lo' paíse'.
Todo radica en aquello de que la persona buscada posee la singular característica de que viene de fuera o como le decíamos en los 80, de lo' paíse'.
Es bien raro el caso de algún dominicano que no tenga familia en EE.UU. y mayormente en Nueva York.
Por eso, cuando se dan esos viajes vacacionales ya sea en Verano o en Navidad, los aeropuertos se transforman en un colorido centro social.
En 2006 acompañé a un amigo al Aeropuerto Internacional de las Américas a buscar a una tía de éste que venía de Boston. Como es costumbre, hay que llegar con suma antelación para agilizar las cosas una vez está uno allí y de paso, aprovechar para oxigenarse la vista o comprar algo...
-"Óyeme pero eta vaina aquí 'ta full men", me dice el amigo.
-"Papá no olvides que ésta es la terminal más concurrida del Caribe"
-"Ahí viene tú con tu orgullo patrio jejeje"
-"Es que es la verdad. No intento impresionarte. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar lo bueno que tenemos?"
-"Jejeje pai no te me pongas sentimental. El dominicano a veces es muy molondrón y nos cuesta reconocer el éxito del otro. Ademá tú sabe' muy bien que a nosotro' lo que no guta e' la humildá"
-"Por eso me gusta esta cultura. Primero dices que somos aceitosos y al mismo tiempo, resultamos ser sencillos jejeje"
-"Pa' que lo uepa men. No, pero fuera de chelcha. ¿E' veldá la vaina que dijite del aeropuelto?"
-"100% amigo mío. Por aquí pasan más de 4 millones de pasajeros anuales"
-"¡La Capital entera men!"
-"Jejeje más o menos"
-"Bueno vamo'a llegá arriba pa'comé algo que mi tía llega en una hora y pico"
Subimos al área donde se encuentra la amplísima gama de servicios. Allí, todo se encontraba debidamente señalizado, bancos (con sus respectivos cajeros automáticos), estaciones de Internet y señal WI-FI, centros de llamadas, baños, área de juegos para niños, varias tiendas de venta al detalle y áreas destinadas a servicios de comida y bebida, entre más cosas.
Nos sentamos a comer algo y tomarnos unas cuantas frías. Mi acompañante es una persona bastante conversadora y cada vez que nos reuníamos, en siendo inquietudes que le llegaban a la memoria, las preguntaba todas...
-"¿Ven acá men y de dónde e' que tu saca to' eso dato men?"
-"No sé por qué estas tan sorprendido. Simplemente hay que leer y ya. Bien sabes que aparte del cine, la lectura es uno de mis hobbies"
-"Se te olvidó mencioná a lo pechoboi men jejeje"
-"Jajaja ¡si te oyen! se dice Pet Shop Boys"
-"¡¿Tú vé?! je,je,je. Tu afán de enseñar y corregí no acaba nunca"
-"Es que no puedo evitarlo. Además el Español es tan extenso y tanto que lo maltratamos"
En ese momento se interrumpe la conversación al ver una enorme cantidad de personas corriendo hacia la planta baja. Nos miramos entre confusión y susto y decidimos unirnos al corredero...
-"¡Bueno compadre! ¡vamo a bajá rápido que si pasa algo lleguemo' al palqueo primero que to' el mundazo!"
Cuando bajamos, el mar de gente congregado emulaba uno de esos conciertos de Juan Luis Guerra en donde hay más gente que taquillas. Intentando acercarnos al centro de la actividad logramos ver a un señor de unos 50 años discutir con un agente de seguridad aeroportuaria...
-"¡Uté ta' equivocao'! no me puede abrí mi equipaje así por así"
-"Señor, con todo el respeto que usted se merece, le pido por favor que acceda a la inspección de esa maleta en particular"
-"¿Y cuál e' el jodío problema?"
-"Es parte de los procedimientos de esta terminal revisar todo equipaje señor. De no acceder, tendré que detenerlo"
En eso llega un superior y sin medir palabras empuja abruptamente al subalterno y al pasajero, toma en manos la maleta al momento de decir:
-"¡Échense pa'llá carajo!. En mi terminal NADIE se va sin sé chequiao' "
Al abrir el equipaje, la ropa brilló por su ausencia y en su lugar lo que había era una sexy muñeca inflable de tamaño promedio. Todo el que estaba allí se quedó mudo (incluyéndonos) y el avergonzado señor refutó:
-"¡¿Qué quieren que haga?!. ¡A mí ya nadie me hace caso!"
Cuentos Sociales: "La Muñeca Sexy". © 2010-2013 Marcos Sánchez. Derechos reservados.
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